¿Un refugio nuclear para aislarse del calor?

Así son los refugios que se han abierto este verano para que los ciudadanos se refresquen en ellos y no pasen calor.

Javier Vegas

Javier Vegas

Hangzhou, una de las ciudades más turísticas de China, ha dado utilidad a los refugios nucleares subterráneos, construidos durante la Revolución Cultural.

Tal ha sido el éxito que más de 35.000 personas en tres semanas ya los han utilizado, según las cuentas de los responsables. Debido a que nunca sirvieron para guarecerse de bombardeos, ahora el gobierno ha decidido darles otra utilidad, poder aliviar a los ciudades de temperaturas exteriores por encima de los 35 grados.

Para ello se han amueblado y son miles los chinos que pasan el verano en su interior. En total son 11 los refugios los que ya han abierto desde el 4 de julio, de 9 de la mañana a 10 de la noche.

Según cuentan los responsables, muchas personas llegan a primera hora de la mañana para coger un buen sitio, comer, echarse la siesta, y realizar tareas de ocio como jugar a las cartas o ver la televisión. Una vez que avanza la tarde y el calor remite vuelven a sus casas.

No es de extrañar el éxito si tenemos en cuenta que la temperatura en el interior del refugio se mantiene a 18 grados. De hecho, hasta se pide a los usuarios que lleven pantalón largo y algo de ropa de abrigo para evitar resfriados.

La zona donde se han instalado los refugios se encuentra junto al delta del Yangtsé, donde los 35 grados y la fuerte humedad propia de esa zona hace muy difícil poder hacer vida normal durante el día.

Hangzhou, una de las ciudades más turísticas de China, ha dado utilidad a los refugios nucleares subterráneos, construidos durante la Revolución Cultural.

El horario de apertura también podría ampliarse siempre y cuando la temperatura aumente todavía más, por encima de los 37 grados, alargando los horarios de apertura, desde las 8 de la mañana hasta las 11 de la noche.

Refugios durante la Revolución Cultural

Los refugios antinucleares de Hangzhou se construyeron, como muchos otros en todo el país, en los años 60 y 70. Muchos fueron construidos por ciudadanos de a pie, tanto voluntarios como reclutados, si bien, nunca se llegaron a utilizar.

Algunos incluso pueden albergar más de 250.000 personas, con túneles que pasan por debajo de la Ciudad Prohibida.